“No envejezcas.” Eso es lo que me dijo la técnica de farmacia mientras me ayudaba a reducir una factura de $500 por dos medicamentos vitales para mi madre. Ya estaba nerviosa cuando entré en la farmacia de mi Dillion’s más cercano. El comienzo de un nuevo año también significa el comienzo de un nuevo deducible.
Siendo este el cuarto año de la continua batalla por la salud de mi madre, conocía el procedimiento. Iba a ser caro. Pero llegaba con un nuevo diagnóstico: insuficiencia cardiaca congestiva. Y para sorpresa de nadie, Jardiance y Entretso – medicamentos utilizados para tratar la insuficiencia cardiaca congestiva junto con la insuficiencia renal y la diabetes – son bastante caros.
Mientras pagaba, sentí su energía nerviosa cuando me miró con un poco de lástima y me dijo: “Su total es de $507”. Incapaz de contener mi asombro, solté: “¿en serio?” Ese era el precio con el seguro, debo añadir.
Asintió con simpatía y, como si se tratara de una rutina familiar, me explicó: “Veo esto todo el tiempo. Mucha gente–sobre todo gente mayor–tiene que dejar estos medicamentos porque simplemente no pueden permitírselos”.
Y las cosas están a punto de empeorar aún más para familias como la nuestra. Trump firmó recientemente una orden ejecutiva que hace retroceder los esfuerzos de la administración de Biden para hacer que los medicamentos recetados sean más asequibles. Una de las disposiciones clave que la orden de Trump rescinde era la iniciativa de Biden de hacer que Medicare explorara formas de reducir los costos de los medicamentos, incluyendo la imposición de un tope mensual de $2 a los gastos de bolsillo de ciertos medicamentos genéricos.
Mientras tanto, los Republicanos de la Cámara de Representates ya está impulsando ideas para recortes masivos de Medicaid con el fin de pagar las exenciones fiscales para los multimillonarios y los planes de inmigración inhumanos de Trump, potencialmente quitandole la atención médica a millones de personas e impactando a personas en los 50 estados y D.C.
En los últimos cuatro años, he tenido muchos momentos como este en el mostrador de la farmacia, momentos en los que comprendí lo frágil que es este sistema. La realidad de lo fácil que es no poder acceder a tratamientos que salvan vidas me golpea cada vez como un puñetazo en el estómago.
Tragué saliva, tratando de contener mis emociones. Nuestro cardiólogo había insistido en la importancia de no saltarse nunca una dosis. Su dulce pero severa advertencia resonó en mis oídos: “No puedes saltarte ninguna dosis. Los asuntos del corazón son importantes”.
Nuestro sistema de cuidado medico está fundamentalmente roto, y los más vulnerables de entre nosotros–los ancianos, los pobres y los que padecen enfermedades crónicas– son los que más sufren.
“No envejezcas”, las discordantes palabras que eran una simple broma para mantener la conversación son en realidad un reflejo de un verdadero problema en Estados Unidos, un problema que está destinado a empeorar bajo Trump 2.0: Nuestro gobierno y nuestra economía no están preparados para preocuparse por nosotros.
Pero puede estarlo. Y grupos como Community Change están reuniendo a los organizadores de base y a los estadounidenses dispuestos a forjar un nuevo camino para construir programas más sólidos para la alimentación y el cuidado médicoy luchar contra la economía multimillonaria.
Debemos reflexionar en más a fondo sobre el propósito de nuestra red de seguridad social y cómo podemos garantizar que realmente satisfaga nuestras necesidades. Programas como Medicare y Medicaid están diseñados para proporcionar un salvavidas a quienes luchan por llegar a fin de mes. Sin embargo, como he podido comprobar de primera mano, incluso con beneficios y seguro, los costos de la atención medica pueden ser agobiantes.
Medicare cubre a millones de personas mayores y discapacitadas, y Medicaid brinda atención médica a personas y familias con bajos ingresos. Pero incluso con esta cobertura, los gastos de bolsillo para medicamentos recetados, especialistas y otros servicios pueden ser excesivamente altos. Por lo tanto, si bien estos programas de red de seguridad son vitales, es necesario ampliarlos y remover las restricciones para poder hacer frente a los verdaderos costos del cuidado medico.
En muchos estados–-sobre todo en el Sur–los líderes políticos han bloqueado la expansión de Medicaid, dejando a millones de personas, especialmente en las comunidades negras y marginadas, sin acceso a una atención médica asequible. En cambio, los estados que han ampliado Medicaid han registrado mejoras significativas en la cobertura y los resultados de salud.
Además, algunos estados están considerando requisitos de trabajo más gravosos, arriesgando el acceso a la atención básica para personas como los padres que se quedan en casa, los estudiantes y las personas con discapacidades. Estas medidas provocarían más enfermos, más deudas médicas y más presión sobre las economías locales y los contribuyentes.
Mi fugaz, pero dolorosamente importante experiencia en la farmacia fue un duro recordatorio de que debemos organizarnos para construir una sociedad que dé prioridad al bienestar de sus miembros más vulnerables. A pesar de los bromistas consejos del farmacéutico, todos vamos a seguir envejeciendo. Y a medida que envejecemos, nuestras necesidades medicas suelen aumentar, y los costos asociados a esas necesidades no deberían ser devastadores.
Es inaceptable que en un país tan rico como el nuestro, la gente se vea obligada a elegir entre pagar los medicamentos que salvan vidas o poner comida en la mesa. A medida que avanzamos en el proceso de salud de mi madre, este miedo sigue vivo en mí. Por ahora, tengo la suerte de poder mantener a mi familia y, si es necesario, pagar unos dolorosos $500. Pero, ¿y si todo esto se vuelve demasiado? La vida da muchas vueltas. La gente es despedida, los gastos aumentan y los ahorros se agotan. ¿Llegará un momento en que me enfrente a esta decisión?
Y no puedo evitar pensar en todas las demás personas que no tienen tanta suerte, que están acumulando deudas para pagar medicamentos y sufriendo para sobrevivir a la economía de los multimillonarios, y en los millones más que podrían unirse a ellos si los legisladores aprueban lo peor de la agendadel Partido Republicano.
Juntos, debemos trabajar hacia un futuro en el que el acceso a una atención médica asequible sea un derecho fundamental, no un privilegio reservado a quienes pueden permitírselo.