Vivir diez años sin poder tener un seguro de salud fue realmente difícil. Durante ese tiempo, y como madre soltera con un salario modesto, debí escoger entre darle techo y comida a mis hijos o pagar un seguro médico. La decisión fue obvia. Aunque parezca increíble, eso me sucedió en el país más poderoso del mundo, donde no todos sus residentes tienen acceso a servicios de salud porque este es un negocio que favorece solo a unos cuantos.
Cuando el expresidente Barack Obama ganó las elecciones en el 2008, las esperanzas de tener un seguro médico aumentaron para mí y para millones de personas que aspiraban a ir a la consulta de un médico, contar con un tratamiento adecuado en caso de padecer de alguna condición preexistente o de surgir alguna enfermedad o accidente.
Después que la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de la Salud (ACA, por sus siglas en inglés) fue aprobada por fin pude adquirí un plan de seguro médico con la ayuda del subsidio que correspondía de acuerdo a mis ingresos. Después de diez años fui al médico y pude adquirir los medicamentos recetados y seguir el tratamiento recomendado, el cual será de por vida.
Lamentablemente, ese no fue el resultado para muchas personas. Existe una laguna muy grande entre los que calificamos para el ACA y los que califican para Medicaid la cual perjudica al ciudadano más vulnerable. En mi caso, para calificar para los subsidios del ACA se necesita un ingreso sobre $12,060. Si mi ingreso cae por debajo, quedo fuera. Pero si mi ingreso es más alto de lo que requiere Medicaid, el seguro federal de salud, también quedo fuera de ese programa.
¿Por qué? La Corte Suprema determinó que la decisión de expandir el programa Medicaid para prevenir esa laguna debía recaer en mano de los estados. El gobernador Rick Scott, con el apoyo de la legislatura republicana, rechazó la expansión del Medicaid, dejando sin posibilidad de seguro médico a miles de personas en la Florida.
Después de 3 años con seguro médico, ahora me encuentro en esa laguna porque asumí la responsabilidad de ocuparme de las necesidades de mis padres. Esa decisión afectó de buena manera mi trabajo y productividad ocasionando que mis ingresos económicos comenzarán a disminuir.
Al momento de tener que renovar el ACA y con un reporte de ingresos muy bajos, me descalificaron para obtener subsidio. En ese momento me fue recomendado un plan de seguro médico con una prima mensual de $632 la cual dada la situación actual me resulta imposible pagar.
Después de 32 años de trabajo y pago puntual de impuestos en este país del cual soy ciudadana, me veo sin opciones. Lo más lamentable es que existen miles de personas en situaciones similares o peores y me pregunto si los ciudadanos de la Florida merecemos que estemos abandonados a nuestra propia suerte.
Pronto habrá elecciones y como siempre escucharemos de parte de los candidatos muchas promesas que nos cautivaran y nos llenaran de esperanza nuevamente.
Ahora el gobernador Rick Scott se postula al senado. Su legado en la Florida es uno que dejó a miles de personas sin la posibilidad de ver a un médico mientras sus amigos del lobby de seguros médicos se llenan los bolsillos.
Si aspiramos a un futuro mejor, debemos hacer un poco de tarea, conocer realmente los candidatos que se postulan, y debemos salir a votar.
Este Noviembre salgamos a votar por el candidato que esté decidido a trabajar por el bienestar de todos los floridanos.